Menudo de crestas

De crestas de gallo de corral, para ser más exactos.

Para esta receta he usado una lata de crestas de gallo confitadas, regalo de mi amigo José Manuel. Y como las crestas ya están guisadas, las he incorporado en el último momento.

Vienen confitadas en grasa de pato y se pueden consumir directamente de la lata, como aperitivo. Aquí les vamos a dar otro uso para convertirlas en un plato de cuchareo y sopones.

El plato en sí es un potaje de garbanzos en el que sustituyó los callos por estas crestas.

Ahí van los ingredientes para la receta:

  • medio kilo de garbanzos
  • caldo de pollo
  • un trozo de chorizo
  • un trozo de morcilla
  • un trozo de panceta
  • una cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • una hoja de laurel
  • una cucharadita de pimentón de La Vera
  • sal y pimienta
  • aceite de oliva virgen extra
  • una lata de crestas de gallo

Como siempre que hablamos de legumbres, ponemos los garbanzos a remojo durante toda la noche (al menos 12 horas). El caldo, podéis hacerlo vosotros mismos con una carcasa de pollo y verduras. También podéis usar alguno ya hecho, de la marca que más os guste.

Empezamos escurriendo los garbanzos, que hemos tenido en remojo, y poniéndolos en una olla rápida (así lo hago yo). Añadimos caldo hasta cubrir los garbanzos. Si no habéis podido hacer el caldo o comprarlo, podéis echar agua. No va a estar tan sabroso el guiso, pero os vale perfectamente. Echamos también la cebolla, entera y pelada y los dientes de ajo pelados. Todas las verduras las trituraremos luego, así que no hace falta cortarlas.

Añadimos el chorizo, la morcilla y la panceta. Añadimos también la hoja de laurel, una cucharada sopera de pimentón, un buen chorro de aceite, sal y pimienta. Cerramos la olla y cocinamos durante 45 o 50 minutos.

Pasado este tiempo, abrimos la olla y recuperamos las verduras, unos cuantos garbanzos y un poco del caldo. Batimos todo eso y lo volvemos a echar dentro, removiendo bien.

Es hora de añadir las crestas al guiso. Vienen confitadas en grasa de pato, así que conviene limpiarlas para no añadir tanta grasa a la olla.

Ya podéis apagar el fuego y dejar que repose el menudo de crestas.

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